jueves, 24 de julio de 2014

LA HICE LLORAR

LA HICE LLORAR
Es complicado ver sufriendo a un ser querido, a un ser amado, a un ser que nos importa, sobre todo cuando se siente que no hay las palabras precisas para consolar a esta persona, cuando un abrazo, una caricia o un beso no basta para colmar el dolor, para mitigar ese sentimiento de tristeza y frustración que siente la persona que está sufriendo y que se está llorando, es por eso que las veces en que he tenido esa encrucijada de tener que decidir o hacer ante este tipo de situaciones, en muchas de ellas simplemente he salido huyendo, por no saber cómo actuar ante estas circunstancias.
Pero ha habido otras situaciones en las cuales lamentablemente yo he sido el causante de dicho dolor, en que por mis palabras, mis actos o mis hechos he provocado el llanto de esas personas amadas, han sido reiteradas las ocasiones en las cuales he hecho sufrir y llorar a mis familiares, y sin embargo a pesar de que me siento mal, nuevamente he incurrido en eso, y me duele, pero lo que más me duele han sido las veces en que mis parejas han llorado, han sufrido y las he hecho sentir mal, debo resaltar que jamás ha sido por falta de amor, ya que siento que a todas mis parejas las he amado de alguna u otra forma, con mayor o menor intensidad, pero al final ninguna puede quejarse de no haberse sentido querida.
Hace algunos ayeres, llegó a mi vida Mery, fue una chica espectacular desde que la conocí, fue una relación de muchos años, tortuosa en muchas ocasiones, de felicidad en otras y de sinsabores en muchas más, la conocí cuando aún estábamos estudiando, recuerdo que se dio el conocimiento por las redes sociales, ya que era amiga de amigos en común, y así comenzamos a charlar a través de la distancia, por medio de una computadora, fueros miles de charlas, con ellas llegaron las bromas hasta que un día de la nada surgió mi propuesta ¿quieres ser mi novia? Y con la respuesta afirmativa vinieron las alegrías de un nuevo amor, de una nueva ilusión a la cual se interponía la distancia, pero consideramos que lo podríamos superar con el ímpetu que nos caracterizaba.
De pronto comenzamos a hacer planes y no había un solo día en el cual no charlamos y lo hacíamos por horas, el encuentro se dio en la ciudad capital en donde fue a recogerme a la terminal de autobuses, paseamos por el zócalo, le di unas flores de obsequio, mientras me presentaba formalmente con ella y ella en una ademán que ahora considero chusco me pidió mi credencial de elector para comprobar que era yo el de los mensajes, al ver y comprobar mi identidad me dio un abrazo y mientras la besaba se escuchaba de fondo la canción de “bésame mucho” a la cual Mery sugirió que sería nuestra canción de amor y la cual no me agradó mucho, pero le seguí la corriente para no arruinar la velada.
Cada que podía me escapaba a la capital para verla, hasta que un día ella fue a verme a la ciudad donde radicaba y ahí fuimos a los lugares más significativos y de ahí a un bar en el cual al calor de las copas nos comenzamos a besar con vehemencia, ya alcoholizados nos fuimos a un hotel de paso en el cual dimos rienda suelta a la pasión que desbordaba nuestro cuerpo, ese fue nuestra primera vez, nuestro primer encuentro en el cual fundimos nuestras almas a través de aquel sublime acto que muchos le llaman “hacer el amor”, era poca mi experiencia y de ella era nula en esos menesteres, pero aún así supimos crear el ambiente necesario para pasar una noche inolvidable, nuestra primera noche que a la vez marcó nuestras vidas.
Posterior a eso seguimos en contacto hasta que me dijo ¡estoy embarazada!, te haces responsable o la vas a pasar muy mal, fueros noches enteras de angustia en las cuales me arrepentí mil veces de haber hecho ese acto con ella, me arrepentí de mi estúpida debilidad, a pesar de que me había protegido de todos modos de antemano sabía que no era 100 % seguro, fueron varios meses de zozobra en los cuales cruzó por mi mente dejar la escuela para comenzar a trabajar para mantener a mi hijo, hasta que un día no pude soportar más y se lo dije a mis familiares, después de reprocharme todos no les quedó de otra que aceptar mi decisión.
Cuando se lo comenté a Mery, con una risa burlona y que jamás olvidaré me dijo, no lo hagas solo estaba poniendo a prueba tu amor, nada es cierto todo fue una broma, solo alcancé a decirle ¡vete al diablo! Y le colgué el teléfono y no volví a saber de ella hasta mucho tiempo después en el cual se me pasó el coraje, aunque claro hay cosas que jamás pueden volver a ser iguales por más que lo desees, y en nuestra relación fue el caso, aun así tratamos por todos los medios de hacer que nuestra relación funcionara en las cuales las visitas se hicieron más frecuentes y pareciera que esta vez si iba a funcionar plenamente, pero como siempre sucede en la vida, una cosa es la que quieres… y otra muy diferente la que sucede.
Hubo una ocasión en la cual me contó sus planes de emigrar de estado con sus compañeros para poder triunfar o al menos probar suerte, pero en esta ocasión mientras me abrazaba me contaba unos planes distintos, me hablo de mudarse a la ciudad donde radicaba yo para probar suerte a sabiendas que por el tamaño de la comunidad era más que imposible acomodarse bien o triunfar, pero “por amor a mi” estaba dispuesta a dejar sus sueños de lado, a renunciar a sus posibilidades de triunfar, por primera vez en mi vida creo que dejé de pensar primero en mí y por primera vez en lo que llevábamos de relación pensé en ella, en su porvenir, en su futuro, en sus sueños, en su vida, en su destino, en su sacrificio y… a pesar de que me convenía que se quedara a mi lado para facilitarme la vida opté por convencerla de lo contrario.
Esa fue la primera vez que la vi llorar por mí, fue la primera vez que rompí su corazón, que a pesar de todo lo que había logrado sentir por ella, hacia un sacrificio por verla realizada, por verla completa, por verla feliz, más sin en cambio ella no lo tomo así, ella sintió que la dejaba, que la abandonaba, que no la quería, que no valoraba lo que hacía por mí, ¿no me amas verdad? me dijo con lágrimas en los ojos, con su corazón destrozado, por más esfuerzos que hice por convencerla de todo lo contrario, vano fue mi esfuerzo, no creyó, no quiso hacerlo, no quiso confiar en nuestro amor, a pesar de que le dije “si el destino quiere que estemos juntos, no importa si es hoy, mañana, en un año o en diez, sin importar el tiempo, el lugar o la distancia, estaremos juntos”.
Y con un beso que me supo sumamente salado, posiblemente por las lágrimas que de sus ojos brotaban a raudales, o posiblemente por lo amargo del momento o a lo mejor porque por dentro yo también estaba llorando, nos despedimos con la desazón de un futuro incierto, pero con la creencia que el sacrificio sería por el bien de Mery y que cuando ella triunfara y ya sea que regresara o no, entendería el fin de mi gran sacrificio de amor por ella, no volví a saber de ella por un largo tiempo, al final creía fervientemente que era lo mejor, así que de corazón deseaba que todo resultara para bien, varios años después y en un momento de ociosidad, me di a la tarea de investigar en las redes sociales su paradero, por capricho del destino, porque ya estaba escrito o simplemente fue buena suerte la mía, que la encontré, comenzamos a charlar, me dijo los sin sabores y penurias que había vivido en todo ese tiempo, de su matrimonio fallido y lo que más coraje o tristeza me dio, que no se había ido del estado a probar suerte y con un “y de qué demonios sirvió mi sacrificio” comenzamos nuevamente una relación de amistad.
Charlábamos por horas cada que podíamos, con un “hola mi amor” siempre le saludaba, a pesar de su aparente molestia por llamarla así, de pronto y sin darnos cuenta, con el transcurrir de los meses, ya estábamos compartiendo experiencias, sueños y vivencias, hasta que fue un reencuentro de cuerpo y alma, nos reunimos charlamos, salimos de paseo, a bailar y al calor de las copas terminamos en la cama, pero ahora la experiencia adquirida, la sensación fue más placentera, más emotiva, mas cautivante, simplemente fenomenal, fueron muchas las ocasiones en que ella me visito en mi ciudad actual, fueron muchas las veces que hicimos el amor, y sentí que ella se enamoraba cada vez más, hasta que simplemente un día, al término del acto sublime y mientras reposábamos abrazados, ella me dijo muy seria ¿me quieres?.
No sé si fue la espontaneidad de su pregunta, el hecho de que andaba con algunos problemas laborales o que simplemente mi forma egoísta de pensar y actuar, respondí fría y calculadoramente ¡y como para qué quieres saberlo!, mi respuesta la sorprendió, y sin darme cuenta en un principio, unas lágrimas se asomaron por sus ojos, hasta que sin poder contenerse, lloró amargamente, ella esperaba una respuesta más emotiva, ella esperaba una confesión de amor, ella esperaba que le dijera que era el amor de mi vida y sin embargo nada de eso escucho, la abracé fuertemente mientras le daba besos en la frente y le decía, tranquila mujer, no te sientas mal, no eres tú, sé que soy yo el que está mal, sabes por todas mis malas experiencias, por mis continuos fracasos, por todos los engaños, por todas las mentiras, por todas mis malas relaciones, simplemente no puedo amar más, mi corazón está clausurado.
Recordé aquella canción que desde hace unos días estaba escuchando continuamente, “mi corazón está cerrado por reparación” le dije que era ya un ser errante, un ser sin sentimientos, un ser carente de amor, que a pesar de que era muy importante en mi vida y que en el pasado la había amado en demasía, actualmente ya no sentía nada por ella, más que un gran cariño y gratitud, por cómo era conmigo y por lo importante que me hacía sentir, soy una tonta se repetía, no debí haber llorado, es que estoy sensible, no te preocupes gracias por decírmelo, por fin he entendido varias cosas que no lograba descifrar al estar contigo, se secó las lágrimas del rostro, se vistió lentamente y se despidió, esta vez sí para no volver a mi lado jamás.
A pesar de que mi relación con Mery ha tenido muchos sinsabores, al final creo que es la única mujer que me ha amado verdaderamente con un amor desinteresado y aunque nunca se lo he dicho, creo que a mi manera también es la mujer que más he querido, hoy no sé si vuelva a tenerla a mi lado, no sé si vuelva a verla y disfrutar de su las labios, de su cuerpo, de su ser, de su presencia, lo único que sé es que posiblemente sea lo mejor que yo no me encuentre a su lado, porque sé que sin importar el tiempo que pase, lo bien que la pasamos, lo agradable de su compañía y todo el amor que me profesa, si sigue conmigo, llegado el momento “ella terminará llorando”.


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